miércoles, 2 de septiembre de 2009

Salud sexualmente transmisible

Rodrigo tiene 13 años desde que iba en primaria le dieron muchas charlas sobre sexualidad. Ahora que ha alcanzado la pubertad padres y maestros le hablan cada vez más de los riesgos y peligros que ejercer la sexualidad supone: embarazos no deseados, abortos, el SIDA y otras enfermedades de transmisión sexual. Aunque estas charlas logran asustarle y preocuparle, en realidad no le interesan tanto pues no abordan aquello que a el cada vez más le interesa: ¿cómo se siente?, ¿cómo se hace?, ¿como acercarse?, ¿como ligar?, ¿porque es tan placentero?, ¿que le gusta a las chicas?,.. en fin temas relacionados con lo que a el le acontece.

Las charlas tratan de lo que a los adultos les preocupa y no de lo que a el le interesa. Nadie le ha dicho a Rodrigo que no sólo se transmiten enfermedades por vía sexual, que también se transmite salud, porque a través de la sexualidad uno puede transmitir amor, ternura, deseo, cercanía, cuidado, placer, aceptación, confianza, respeto y tantas otras experiencias buenas.

Nadie le habla de esto a Rodrigo porque a los adultos les atemoriza que ello “lo anime” a iniciar su vida sexual activa y creen que asustándolo se lo pensará mejor.

Esto es equivocado pues se sabe que entre más elementos posee el joven tiende a retrasar el inicio de su actividad, así como es conocido que la ansiedad y el miedo llevan a funcionar en forma más deficiente.

Si los adultos transmiten honestamente tanto los significados positivos que conlleva la sexualidad, el joven será más receptivo e integrará en mejor forma los cuidados necesarios que este implica para gozarla al máximo y sufrirla al mínimo.

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