jueves, 17 de diciembre de 2009

Los jóvenes y el alcohol


Lalo tiene 19 años. Estudia en una universidad privada, tiene buen rendimiento y es sociable. Es novio de Male de 18 y están muy enamorados. Los problemas que suelen tener se relacionan, sobre todo, con su círculo de amistades. Muchos de los amigos de Lalo son “bebedores sociales”. Algunos de ellos han ingerido drogas pero Lalo no. Sin embargo, a Male le preocupa que él se deje influenciar y pelean con frecuencia por este motivo.

Una de las tantas características de la adolescencia es la dificultad para el manejo de los límites. Los jóvenes tienden a ser expansivos y tener poco control de sus impulsos. Pueden tomar decisiones precipitadas y entrar en conductas irreflexivas. El alcohol acentúa este cuadro. Es un mal compañero del joven que no ha aprendido con claridad hasta dónde puede llegar y cómo cuidarse por sí mismo.

Se sabe que en México, a la edad de Lalo, los accidentes automovilísticos constituyen la primera causa de muerte y están asociados a la ingesta alcohólica. También se sabe que la probabilidad de sufrir un accidente aumenta proporcionalmente al número de jóvenes que van en el mismo coche.

Lidiar con los pares es toda una hazaña a estas edades. Es importante aprender a negociar, a ser asertivo, a formular los propios deseos sin entrar en conflicto con los demás. Entre más temprano se da una adicción al alcohol o las drogas es más difícil es erradicarla. La madurez y el control son factibles a desarrollar en los jóvenes, pero deben contar con el apoyo para aprenderlo en forma clara y constante, conocer sus límites y respetar el de los demás.

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