jueves, 10 de diciembre de 2009

Narcisos contemporáneos


José tiene 55 años, acude a terapia debido a que envejecer le deprime. Su atractivo y capacidad para conquistar mujeres siempre fue importante para él, pero ahora se siente en declive. En el trabajo miran a los candidatos más jóvenes que hacen gala de sus dotes y son el centro de atención. Él siente el poder que le da su posición económica pero algo le genera angustia. Busca aventuras pero no se siente mejor y tampoco su familia, a pesar de brindarle apoyo y cariño, logra mitigar su sensación de vacío.

Se dice que en la época actual se ha incrementado la patología narcisista, ¿qué quiere decir esto?... En la mitología griega, Narciso es aquel hombre hermoso que cae ahogado por no poder dejar de contemplar su reflejo en el agua. El amor por uno mismo y la necesidad de ser visto, admirado y reconocido como forma de reafirmar la propia autoestima e identidad es una necesidad humana y es la base para relacionarse con los demás.

Sin embargo, existen personas que requieren invertir constantemente una gran cantidad de energía, atención y cuidado en ellos mismos, así como tener un público que admire y envidie lo grandiosos que son, estos son los narcisos. Es gente que gusta atraer a los demás pero que maneja un gran desapego en un nivel emocional profundo.


Tienen dificultades para ver las necesidades de los otros. Requieren perfección en sus hijos, pues a éstos se les ve como una extensión de su propio narcisismo aunque tiendan a ser distantes de ellos. Asimismo las parejas deben reportarles un plus o mayor valor social, o bien constituirse en una fuente de admiración. Desechan relaciones, una vez que ya no les son de utilidad, y presentan dificultades para regular su autoestima, viéndose muy por encima de los demás o muy por debajo cuando fallan o cuando algo les frustra.

A otros desde niños les hicieron creer superiores a los demás y minimizan siempre al de enfrente para sentirse bien. Existen también los que se exigen demasiado no pudiendo alcanzar nunca el ideal que se plantean.

Muchos llegan a terapia cuando envejecen tras la descompensación que sienten al perder definitivamente sus fuentes de valor.

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